Ana Castán
¿Cómo acabaste viviendo en Amsterdam? ¿Qué es lo que te sorprende de esta ciudad?
Nos mudamos mi marido y yo hace diez años buscando mejores oportunidades de trabajo. La crisis seguía en España y esto nos animó a dar el paso de vivir fuera.
Pensamos que ésta iba a ser la primera de muchas otras ciudades donde viviríamos, pero a día de hoy seguimos enganchados al relax que se vive en esta capital europea y hemos decidido criar a nuestro pequeño aquí.

¿Cómo te defines?
Soy una persona inquieta, por eso he hecho de todo en mi vida. He trabajado en protocolo, en finanzas, en organización de eventos, en comunicación. Pero encontré un sentido a mi profesión cuando creé Amsterdam en Bicicleta.
Me mueve que la gente experimente la bici como transporte (no como deporte) y mientras les enseño mi preciosa ciudad, les puedo trasmitir la calidad de vida que tenemos los amsterdammers gracias a esto.
Cuando después del tour me escribe alguien para decirme que ha desempolvado su bici para moverse por su ciudad, me alegra el alma un poquito.
Si fuera tu último día en la ciudad,
¿qué plan harías?
Por supuesto darme una vuelta con mi bicicleta. Me haría una rutita por la ciudad y las afueras.
Almorzaría en algún pueblito del norte de la ciudad y por la noche me iría de cervezas y bitterballen con amigos al Jordaan para acabar bailando en alguna fiesta temática de Melkweg o Paradiso.
Alguna recomendación turística que te encante dar a nuestros viajeros.
Muchas! Pero tengo que elegir. Cuando hace buen tiempo, un paseo por los canales en un barco descubierto a la hora del atardecer.
Amsterdam es preciosa a esa hora! Cuando hace frío, que visiten el Museo de Nuestra Señora del Atico. No tiene problemas de colas y es una joya escondida en pleno Barrio Rojo. Y en cualquier momento del año, les recomiendo entrar en un Café del Jordaan (cualquiera) y disfrutar del ambiente realmente local que ahí se respira. La gente es encantadora!